Mexican Vegan
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Hace algunos años te contaba cómo visitar el santuario Libres Al Fin, en Monterrey, me había cambiado enormemente. Quería hacer algo más impactante que escribir mis vivencias, traducir y publicar datos o imprimir panfletos con mi vieja impresora. Tenía más cabello y menos kilos. Más esperanza y menos cinismo. No olía tan mal al medio día.

Eventualmente terminé trabajando para una organización estadounidense. Tengo muchas cosas buenas que decir de esa experiencia y también de algunas personas que conocí ahí. Dicho eso, la vida es rara vez solo ventajas, claro que hubo claroscuros. Después de casi cuatro años acumulé dudas respecto a si las estrategias que se estaban siguiendo realmente iban a ayudar a los animales. Creo que eso no lo sabrán ni ellos ni yo hasta, bueno, verlas funcionar.

Y el enorme choque cultural. Nunca me acostumbre a que awesome significara eso está más o menos. O que I miss you, I can't wait to hang out with you! más bien fuera un te dedicaré una sonrisa incómoda si nos topamos en un pasillo. México es chingón. Sí, claro, tenemos a los asquerosos narcos y aquí en Monterrey hay bebés de cabra partidos a la mitad, exhibidos por todos lados. En eso somos tan malandros como en cualquier parte del mundo. Pero al menos me caes a toda madre o me cagas significan exactamente eso. 

Y nuestra fruta deliciosa, los elotes, las papas, los plátanos fritos y los camotes con piloncillo. 
En el centro de Monterrey me he encontrado con tacos al vapor, gorditas veganas de carne deshebrada, picadillo y chicharrón; unos tamales muy delgaditos con más guisado que masa ¡fue como ver a un unicornio! Y una empanada de cajeta que en verdad sabe a la que está hecha de secreción. Hay empalmes veganos, que son algo así como si hicieras un emparedado con dos sopes.

Pero extraño La Veganería. Extraño a mi hermano. Extraño esos días en que pensaba que quizás no necesitaba clima porque mi nuevo departamento tiene ventiladores. Extraño decirle aire acondicionado en vez de clima.  Extraño a mi perro, Pizza, a quien decidí, con mucho dolor, dejar bajo cuidado de mi ex, su otro humano. Compartíamos su custodia y bromeábamos con que uno u otro tenía deficiencia de perrito. Tengo la peor deficiencia de perrito en estos momentos :(

Dejé todo eso atrás porque sentí que en este nuevo grupo, una organización mexicana, encontraría más enfoque y significado en lo que hago por los animales. Hasta el momento me siento como cuando llegas a un círculo de gente conversando y por más intentos que haces de incluirte en la plática, no lo logras. Al menos en esos casos puedes dar pasitos torpes hacia atrás y retirarte patéticamente mientras dices que vas por un refresco, sin que nadie te escuche. Pero no siempre puedes huir porque una de esas personas es la que te va a dar un aventón a casa, entonces solo te quedas ahí, asintiendo como imbécil.

Eso hago. Asentir como imbécil. Pero no me cabe la menor duda: el futuro de los animales vale este y peores obstáculos. Afortunadamente los proyectos son más estimulantes y honestos, también prometedores: tienen un gran alcance. Ya quiero que pase este período de adaptación que me está resultando eterno. Ya quiero participar en la conversación. Por otro lado, siempre he pensado que para ayudar a los animales solo necesitas querer hacerlo. Si esto no funciona intentaré nuevos caminos. Tal vez sola, tal vez con alguien más. 

Encima me mudé en plena pandemia, ese es un tema que da mucha tela para cortar. Por la comida no sufro, de hecho, las opciones veganas en donde estoy son más abundantes que en el sur de la Ciudad de México. Hay recauderías y mercados sobre ruedas, tiendas que venden granos y chiles secos. No hay pretexto para seguir comiendo animales. Monterrey no está mal, tal vez algún día termine de integrarme y la gente dejará de insistir en que soy yo la del acento chistoso. 

¡Acento mis polainas chilangas!




Antes que nada, quiero invitarlos a que se bajen la app ABillionVeg.
Ayudan a muchos santuarios y lo único que tienes que hacer es subir fotos de productos
o alimentos veganos. 


Estos chilaquiles estaban buenísimos. Son de un local llamado
Chilaquiles Frida. No todo ahí es vegano, les advierto. 

Revolución Verde nunca me falla. Pura gordosidad vegana. 




Estas gorditas me hacen llorar de lo sabrosas que son. 


Los tamales masudos de CDMX necesitan lecciones de que menos a veces es más. 


La primera cajeta vegana que sí sabe a cajeta. Estos puestos se ponen en el Mercado del chorro  
todos los viernes. De nuevo, no todo lo que hay ahí es vegano, pero lo que sí es, tiene letreros.
¡Igual pregunten! 


Los helados de Monterrey siempre se superan. BonMot Icecream es el lugar y
y el producto que le quieres dar a los incrédulos amantes de la pus.











¿Qué es una comunidad sin sus chismes? Los hay en la oficina, los hay en las escuelas, los hay entre organizaciones y todos nos refocilamos cuchicheando sobre la última tontería ajena, pensando que con quien lo hacemos jamás hablaría así de nosotros.

Spoiler alert: lo hacen.

Los chismes veganos y oenegeros son tan imbéciles como los de cualquier otro grupo. Todos estamos convencidos de que nuestra estrategia es la buena y los otros andan perdidos. Pasa en cualquier lado. Espero que entre organizaciones pecuarias también, si es que eso les roba atención y los hace menos eficiente en lo que hacen.

Pienso que es buena la existencia de diversos grupos para atraer a distintas personalidades. A ojo de buen cubero podría decir que aquellos —en apariencia— más radicales atraen a los miembros más jóvenes de la sociedad. DxE Acción Directa en Toda Partes es uno de ellos. A través de un exceso de documentación de sus acciones dramáticas tratan de visibilizar la explotación de los animales.

A mí me importa un bledo si se graban llorando y moqueando por treinta minutos cuando ven pasar un camión que lleva animales al matadero. La sobre exhibición es algo que las nuevas generaciones entienden más que yo, que ya echtoy viejita (ageism!). Si eso atrae a otros a dejar de comer animales, que lo sigan haciendo.

Entiendo también, porque formé parte de una, que las organizaciones internacionales se sostienen mayormente con donativos millonarios y necesitan ordeñar (¡lenguaje especista!) de manera incesante esas fotos y videos. Es lo que se considera la prueba de que están haciendo algo y está bien, creo, mientras en verdad hagan algo. El problema viene cuando ese algo incluye joder a otros animales aunque sus intenciones fueran rescatarlos.

De oídas, se dice que los rescates de DxE Acción Directa en Todas Partes Ciudad de México han terminado en muertes. Como uno en el que 70 personas rescataron a cinco gallinas, mientras que el rescate se difundió ampliamente, no así el destino final de las aves. El caso más reciente es el de 15 cerdos que sobrevivieron un accidente en la carretera México Pachuca. Las transmisiones en vivo nos mantuvieron a todos con el alma en vilo y le quitaron el foco al después. En cuanto me enteré doné lo que me fue posible, igual que cientos más.

En el fondo no quieres creer que una persona que practica el veganismo dañe a propósito a un animal. Mucho menos quienes tuvieron el valor de ir a un lugar plagado de sufrimiento a tratar de salvar tantas vidas como pudieran. Pero no solemos considerar que podrían hacerlo por negligencia o soberbia. Y que en algún momento los invadiera la creencia de que su grupo es demasiado valioso para el movimiento como para afectarlo con el reconocimiento de sus propios errores, otra habitualidad de las organizaciones internacionales.

Ninguna organización vale tanto como sus líderes y recolectores de donaciones le hacen creer a sus miembros. Y ciertamente no vale más que las vidas de los animales. El desafortunado chisme de este rescate de cerdos incluye la muerte de cuatro de ellos porque se tomaron malas decisiones. Lo cierto es que solo los que estuvieron ahí saben la verdad por completo. Se esperarán réplicas y contra réplicas al video que adjunto abajo, agregando evidencia de ambos lados y cuya veracidad le tocará juzgar a la comunidad que siguió el caso y donó.

Hasta el momento no se sabe con certeza el paradero de los cerdos sobrevivientes más que de dos de ellos que ya están a salvo en el santuario Granjita TyH. Comentarios de obvios seguidores de DxE aseguran que están en perfectas condiciones sin que ninguno, según mi conocimiento, haya brindado material que apoye estas declaraciones.

Supongo que esto es lo más cercano a un juicio que tendrán los cerdos muertos, ojalá sus compañeros, que esperemos que estén bien, pudieran contarnos cómo es que los humanos, aún siendo veganos, nos las arreglamos para hacerles pasar un rato de mierda más.

Vean y juzguen por ustedes mismos. 


Actualizaciones

Video de DxE y Animal Save Movement de Ciudad de México. Omití a esta segunda organización por descuido, no sé qué grado de participación tuvo cada una. Las buenas noticias: al menos una parte de los cerdos, al parecer, se encuentran muy bien, se presume que hay otros activistas independientes con las manos metidas ahí. Las noticias chismosas: aún no hay facturas ni documentos que avalen el uso del dinero, pero eso ya es, como decía mi abuelita, pleito ratero.

Tercera actualización: Esta viene de personas que se identifican a sí mismas como activistas independientes. Los tres videos se pueden resumir en "¡No fui yo, fuiste tú!" y quizás estamos ante un dilema ético que solo podría venir en un libro de filosofía: activistas que se presumen con buenas intenciones salvan a 15 cerdos de morir, por negligencia en su actuar cuatro de ellos mueren asfixiados. Si no los ayudaban, hubieran muerto todos, pero si como veganos le dan el mismo valor a la vida de un cerdo que a la de un humano ¿qué sigue? ¿debe haber un castigo? ¿deben alejarse del activismo?

Eso lo resolverán quienes se hagan esas preguntas y quieran invertir su tiempo en el asunto. Por el momento yo saltaré de este tren del mame que se descarrilará pronto.

Las únicas predicciones que me atrevo a hacer son las siguientes:

  • En dos meses nadie recordará esto.
  • Los cerdos sobrevivientes tendrán una vida que nunca conocieron. Serán felices a su manera.
  • Todos comenzarán a grabar conversaciones a escondidas.
  • Los rescates serán mucho más discretos y tal vez esta ausencia de foco atraiga a más personas adecuadas y no tanto aspirante a influencer. 
  • Cuatro cerdos seguirán muertos porque nadie pensó que transportarlos en un camión de mudanzas sin ventilación fuera mala idea. 

Los posts de hace algunos años me delatan. Yo también pertenecí a ese grupúsculo que se denomina abolicionista. Es una bella palabra pero como muchas ha ido perdiendo su verdadero significado, al menos en el pequeño mundo de los humanos animalistas.

El abolicionismo es la creencia de que la esclavitud no debe ser regulada, sino destruida por completo. Muchos creemos en ese concepto. Queremos que la explotación animal termine y tomamos acciones para ello; también para aliviar el dolor de quienes no van a ver la libertad nunca.

En la comunidad vegana y activista abolicionismo significa rechazar cualquier actividad que no sea la promoción del veganismo como base moral, incluyendo las campañas monotemáticas y de reducción del sufrimiento.

Significa cerrazón y una competencia para ver quién es más vegano que otros, vigilar quiénes no deberían usar esa palabra para describirse a sí mismos o qué persona cometió el terrible crimen de llamar vegana a su comida. Alimentan su ego con los likes de otros que piensan como ellos mientras debaten sin la intención de entender a su contraparte. Siendo generosa, me da la impresión que gastan tanto tiempo en descalificar otras formas formas de activismo como en convencer a otros de no explotar animales.

Siendo generosa.

Al final, las personas que no están involucradas en el activismo vegano (una apabullante mayoría mundial) y de quienes los animales solo necesitan su compromiso para no consumirlos ni participar en su explotación, no están interesadas en estos chismes antropocentristas ni atraídas a ellos. Tampoco los animales.

Włodzimierz Gogłoza escribió un interesante artículo donde analiza concienzudamente todo el movimiento abolicionista del siglo 19 y su uso como ejemplo de caso exitoso en el veganismo abolicionista. Habla de la persuasión moral, el abstencionismo y el boicot como tácticas para acabar con la esclavitud. Y de cómo todas fallaron por sí solas.

En ese entonces no consumir bienes manufacturados o sembrados por esclavos probó ser más complicado de lo que hoy en día es decirle no a los productos de origen animal. Las personas negras que contaban con su libertad y abolicionistas de clase trabajadora no tenían poder adquisitivo para comprar los llamados productos libres.

Muchos vendedores de productos libres lidiaban con la desconfianza de los abstencionistas, que simplemente no creían en que los bienes fueran realmente libres. Otras personas se distanciaron cuando el abstencionismo se tomó como una prueba moral obligatoria de su compromiso con la causa.

Había una gran división entre quienes buscaban la libertad de los esclavos. Al final las diferentes facciones terminaron apoyando el cambio institucional, cuando Lincoln, un republicano moderado, se convirtió en presidente electo.

Gogłoza piensa que mientras el ambiente del individuo arrope sus decisiones morales poco harán los agentes externos y extraños para convencerlo de hacer lo que considera sacrificios personales. No niega el hecho de que cada vez hay más veganos, pero simplemente no los suficientes para hacer una vedadera mella en el negocio pecuario. 

No existe el activismo perfecto, de ser así ya nos habríamos enterado al verlo arrasar con el especismo y la explotación. Pero mientras se gesta los animales que siguen y seguirán esperando en mataderos a ser degollados, electrocutados o hervidos vivos, merecen el más mínimo alivio que podamos darles.


Y la liberación de todos ellos merece estar siempre antes que nuestras convicciones e ideologías humanas. No tenemos que caernos bien ni estar de acuerdo para trabajar unidos. 



Yo era de esas que decían "no entiendo el feminismo y por eso no hablo de él". Quizás era una manera de ocultar el hecho de que simplemente no me importaba. Como misántropa odio a todos los géneros por igual.

Pero también pudo ser la educación misógina que recibí desde niña. Buscaba la aprobación de hombres a los que solía considerar muy inteligentes. Se expresaban horriblemente de otras mujeres y yo no quería ser como ellas. Pero yo era ellas. Fui puta, tonta, una pinche vieja loca, fui cómplice del acoso sexual que sufrí en mis empleos. Sonreía a sus comentarios sobre mis piernas y aceptaba masajes no pedidos. De esa manera yo también era parte del juego aunque lo odiara por dentro. No quería pensar en mí como una víctima.

Además, los animales la pasan muchísimo peor ¿Cómo podría una humana quejarse? Sobre todo cuando, diario y por millones, vacas, cerdas, ovejas y gallinas son inseminadas con métodos invasivos y obligadas a parir o poner huevos hasta que ya no pueden más.

Pero no quiero entrar al juego de los números. El sufrimiento se vive de manera individual sin importar la especie. Ser víctima no quita lo victimaria y viceversa. Reducir esto a personas buenas y malas nos atascaría en discusiones interminables que no permiten ver lo vasto del panorama. Son las causas que provocan ese sufrimiento las que deben ser erradicadas.

Decidí entender el feminismo desde el veganismo porque a pesar de las diferencias ideológicas entre quienes queremos un mundo sin crueldad hacia los animales seguimos estando de acuerdo con el eje central: los animales no son nuestros. El feminismo no busca superioridad de ningún género, quiere acabar con la violencia que el sexismo ejerce sobre todos ellos. La masculinidad tóxica nos ha lastimado como sociedad, física, sexualmente o en nuestra capacidad para relacionarnos con otras personas. A los animales también.

Si como yo en algún momento tú también criticaste las formas que están usando las mujeres para manifestar su inconformidad, siéntate, reflexiona y considera que tu visión se está quedando corta. No te fijes en ellas, mira las ideas que están defendiendo. Son valiosas y le podrían dar el coraje a personas que amas para defenderse y entender que los chiflidos, el abuso sexual, los piropos que nadie pidió, las miradas lascivas, la manipulación, el descarte de sus opiniones y otros tipos de agresión, no están bien y es tiempo de que dejen de ser normales.

El machismo y el especismo existen. Tenemos que matarlos.

Galería de fotos, Marcha de las mujeres 2020

Estas son fotos que tomé durante la marcha que se llevó a cabo el pasado 8 de marzo en la Ciudad de México. Asistieron miles en diferentes contingentes y debo decir que los medios y despistados en redes sociales se enfocaron en la veintena que llevaba latas de pintura, martillos y hasta fuegos artificiales. Decidieron restarle atención a las familias de asesinadas y desaparecidas que encabezaban la manifestación, a las médicas, veterinarias, intelectuales, estudiantes, madres y sociedad civil que las acompañaban. Antes los destrozos muchas gritaban ¡No violencia! y otras tantas ¡Fuimos todas! Las primeras simplemente no querían expresarse de esa manera y las segundas decidieron que incluso estos actos iban a hacerlos suyos.

¿Eran infiltradas las que rompieron semáforos, vidrios, vandalizaron restaurantes y puestos de revistas? No lo sé. Por azares del destino terminé en medio del meollo con mi amiga Paulina. Vimos a muchas correr espantadas y separarse de la marcha en cuanto comenzaron los disturbios. Incluso dentro de esa violencia había rebelión enfocada: una manifestante roció con pintura el celular de un hombre que grababa todo con sonrisa socarrona, otra hizo lo mismo pero con los ojos de un tipo que traía una piedra enorme en las manos, quién sabe qué quería hacer con ella. ¡Yo también los odiooo amigaaaaa! trató de defenderse.

El Banco de México, Bellas Artes y la Catedral estaban fuertemente protegidos por el grupo Atenea, integrado por más de 400 mujeres policías. Personalmente no observé ningún caso de agresión de su parte, a pesar de que sí recibieron petardos, pedradas, patadas y en los casos menos graves, pintas en sus escudos. Otras las abrazaron y les dieron mensajes de ánimo. Frente a la catedral metropolitana hubo un nazi mexicano gritando sieg heil mientras defendía unas lonas pro vida. No sé qué pasó con él, pero sí qué las lonas sirvieron como el centro de un breve aquelarre.

Cuando Paulina y yo caminamos hacia la estación Juárez para regresar a nuestras respectivas casas, ningún hombre hizo comentarios lascivos o lanzó chiflidos a las mujeres que hacían lo mismo. Se sintió bien caminar sin vergüenza.

Espero que llegue el día en que la libertad de los animales encabece sus propias protestas furiosas. Admito que por ellos sí mandaría mensajes ardientes a la sociedad.













Estas historias bordadas me conmovieron.



Lo acepto: aquí sí la hice de pedo. Igual no me hicieron caso pero con el reciclaje no, morras, con el reciclaje, no. 









A algunos les encanta la atención.

Así acabaron las consignas pro feto. 


Lo feminista no quita lo pendeja. No lleven a sus animales a estas manifestaciones, no mamen. 




A la mujer de la banca nadie la invitó a la marcha. 


Quiero pensar que había hombres con escobas porque las mujeres estaban en la marcha.


Ha pasado un largo tiempo ¿eh? Casi tres años desde la última vez que escribí en este espacio. En 2016 comencé a trabajar en una ONG. Fue una experiencia con muchos matices. Pero hablaré de eso en otro momento.

Gracias por leerme de nuevo :)

Adelanto la disculpa por el parloteo sin sentido que se avecina. Imagina que soy un amistad ebria a la que le estás sosteniendo la bolsa mientras balbucea y vomita en una banqueta afuera de un bar. Jaja ¡a todos nos ha pasado! ¿Verdad?... ¿verdad? 

Alguien me dijo que a los cuarenta todo se te cae. Debí usar brassiere para evitar que eso pasara tres años antes. Humana, a fin de cuentas. O víctima de la imposición de géneros. Meh, me da más tristeza comentar mis propios posts en las páginas de animalitos que manejo para mejorar el engagement. No funciona :(

¿Por qué reabrir este blog ahora? Mientras representé a una institución hice muchos progresos con mis habilidades sociales pero también me perdí un poco a mí misma. Uno no puede andar hablando de pechos caídos y terrores existenciales así nada más. Pero esta versión de mí, diluida y fácilmente masticable, no está funcionando tan bien en el nuevo grupo con el que he decidido participar y que tiene una personalidad más iconoclasta. Para ser honestos, a pesar de lo mal que me caigo, también me extraño un poquito.

Nomás poquito. 

¿De qué voy a escribir ahora? Ya hay muchas personas que hablan del veganismo desde una perspectiva académica, otras tantas, de lo que no es el veganismo y por qué deberíamos adaptarnos a la caracterización de un grupo reducido que a los omnívoros del mundo no podría importarles o atraerles menos. Y cómo olvidar a los cerebros de brócoli que dedican horas y esfuerzo a joder a una pizzería vegana porque parientes de la propietaria no lo son. El veganismo no cura la estupidez. Honestamente tampoco creo que vaya a solucionar la crueldad humana hacia los animales. En estos momentos no es la moral lo que nos mueve, la mayoría hemos decidido acostumbrarnos a los problemas. Quién sabe, quizás escriba sobre por qué pienso eso.

Antes de despedirse dramáticamente de su cuenta de Instagram para iniciar una nueva etapa de proyectos, el activista Leonardo Anselmi escribió: "Me siento estúpido eligiendo el color con el que voy a pintar las paredes mientras la casa se está incendiando". Entiendo ese sentimiento. No sé por qué le llamo dramático, hoy día cerrar una red social es más o menos morirte para los demás. Figuradamente, digo, porque hay millones de personas, humanas y no humanas, que se están muriendo de verdad. En el olvido y sin nombre alguno. Sin nadie que dé like al post “el degollamiento es una mierda, 0 de 10, no lo recomiendo”.

Siempre he sido lenta -pero segura- de aprendizaje y estoy cruzando los dedos para no acabar con la paciencia de mis nuevos compañeros antes de tiempo. Pero la experiencia me dice que eso y rezarle a nuestro demonio de preferencia es inútil. Es la talacha insistente y constante la que eventualmente nos saca a flote. 

Si esto no funciona solo resta  intentar y descubrir nuevos caminos. Me queda muy claro que no le toca a los veganos decidir qué activismo es el mejor, sino a la otredad, a los que serán impactados por las cosas que hacemos, a la gente que por dentro -y a veces por fuera- odiamos y juzgamos. A los que son lo que muchos veganos fuimos en algún momento. La liberación animal los necesita a ellos también, para llegar una cita a la que va bastante atrasada. 

Gracias por leerme de nuevo. 





FRAGMENTO DE "LAS VENAS ABIERTAS DE LOS ANIMALES DE LATINOAMÉRICA"
México, 2 de febrero de 3085

A pesar de contar con un mayor número de veganos y vegetarianos, a México lo rebasó Chile en la carrera por convertirse en el primer país en penalizar el asesinato de animales en Latinoamérica. El día de hoy la sola idea de devorar a un sintiente le produce horror, asco y extrañeza a la mayoría de los mexicanos. Las nuevas generaciones no saben lo que es un circo o un delfinario y consideran a los animales como sus iguales. Lo cierto es que no siempre fue la ética o el respeto lo que detuvo una de las más grandes masacres de la historia.

Las fiestas a las que ya nadie quería ir
El slogan "La tauromaquia es para pinches nacos", que se popularizó en el año 2025, incitó una de las campañas más agresivas en contra de los aficionados y representantes de esta práctica en desuso. Personalidades de la autotransimisión, en ese entonces llamados youtubers por la plataforma que utilizaban, se grababan a sí mismos mofándose de aquellos que aguardaban fuera de las plazas de tortura (antes denominadas Plazas de Toros). Las razones eran inagotables. Yoyis, una autotransmisora que daba tips de moda y belleza, declaraba: "En serio, taurinas ¿jeans, chaleco y botas de ante en un día soleado? ¿Pedir una oreja sanguinolenta a un tipo vestido con lentejuelas? ¡Dejen el rancho en sus casas!"

Las manifestaciones contra el asesinato de toros se convirtieron en escarnio. En vez de atacarlos con pancartas que exigían el fin del maltrato animal, los contingentes se armaban de cámaras y celulares para burlarse del anacronismo imperante en un grupo que se negaba a abandonar una actividad del siglo XII. Lo que otrora fuera considerado un "espectáculo de gente bien", había regresado a su percepción inicial: una fiesta para el vulgo y la población poco educada. A la tauromaquia la mató su propio clasismo. Los únicos que permanecieron para defenderla fueron aquellos individuos de bajos recursos que añoraban el sentido de pertenencia, y que eran relegados a las gradas más altas o a los espacios sin sombra en las plazas. Sin dinero, el torero decidió que ya no quería bailar.

La sociedad mexicana era, y sigue siendo, una a la que las apariencias le importan demasiado. En 2040, un brillante activista del movimiento LGBTTIQANSGRHTISLDODPWNSSMD, Alejandro Mata, decidió usar el odio que existía hacia quienes no practicaban la sexualidad heteronormativa para ayudar a los animales asesinados y torturados en las charreadas. Miles de personas que transgredían el arcaico concepto de "macho mexicano" comenzaron a tomar parte en estos eventos. Narra Mata en su libro Las peleas de gallos son para gays: "muchos pensaron que las golpizas que nos propinaron en los los palenques iban a impedir que entrenáramos a nuestros gallos para correr en círculos hasta cansar a sus oponentes... y que decóraramos su plumaje con piedra swarovski. Déjenme decirles algo señores: mi madre me golpeó más fuerte cuando se enteró que me gustaban los hombres". El autor conoció al que sería su esposo en la Feria de Texcoco, "nos dimos cuenta de que esta gente estaba muy reprimida, salieron muchas parejas en esa campaña. Hoy las peleas de gallos son espectáculos para adultos en donde sigue habiendo muchísima testosterona pero ningún emplumado".

Devorar animales, otra historia
El bienestarismo, la corriente encargada de reducir el sufrimiento de los animales en la industria alimentaria fue de suma importancia, logró lo que había prometido: disparar los precios de los productos hechos de cuerpos sin vida, vísceras, pus y otras secreciones, e impulsó la venta y distribución de alternativas. Para las clases media, media alta y alta, no representaba mayores problemas adquirir en Navidad un cerdo muerto que había sido asesinado con el sistema de atmósfera controlada, y que en 2090 valía lo mismo que un auto. Sin embargo, la gente pobre lo resintió más que nunca. Si antes podían comprar un kilo de huevo de gallina enjaulada cada quince días, ahora debían esperar meses para poder adquirir un blanquillo producido por un ave de libre pastoreo estimulada con música clásica. Esto provocó que surgieran infinidad de pequeños criaderos y mataderos clandestinos, una pesadilla de crueldad y poca higiene.

Los activistas identificados como "veganos radicales" fueron los que se encargaron de llevar nuevas propuestas a estos poblados. Muchos abandonaron sus hogares y familias para ir a vivir a zonas recónditas del país, olvidadas por el gobierno y la sociedad. Rolo Casitas, líder de la rebelión de Barrio Alto en 2098, escribía en sus memorias: "hubo mucha resistencia cuando hablábamos del sufrimiento de los animales, después de todo, esta gente ya conocía el dolor. Nos dimos cuenta de que nos hacía mucha falta aprender de ellos... y corroboramos que era erróneo dejarle a las políticas comerciales un tema que le competía a la ética y a la moral". Casitas y sus seguidores convencieron a un gran número de integrantes de los sectores más menestorosos que, al igual que ellos, los animales también habían sido víctimas de la indiferencia, el abuso y la explotación de la clase gobernante.

Sin el apoyo de nadie
Entonces ¿qué hizo que México se tardara tanto en prohibir el consumo de carne cuando millones de ciudadanos de todos los estratos lo rechazaba? Los herederos de Carroll-PROAN-Bachoco y otros grandes distribuidores de cadáveres de cerdos, gallinas, pollos y vacas, jugaron un papel importante en este retraso. Pero cedieron finalmente a la presión social y económica que surgió luego de que fueran revelados documentos que demostraban más de 1,000 años de sobornos a organismos gubernamentales para que estos recomendaran la ingesta de animales muertos, ignoraran el grave impacto ambiental que provocaban sus instalaciones y ocultaran alarmantes cantidades de personas fallecidas debido a la contaminación en áreas circundantes."

El líder supremo RoboObrador5000 aprovechó el animalo-populismo para adquirir millones de adeptos y finalmente ganar las elecciones de 2985. Hoy, después de 100 años de tenerlo como dictador amado patriarca, nos sentimos atemorizados bendecidos.
...

Y eso es lo único que se me ocurrió para no dar spoilers. Excepto este: ¡sale Watson de la serie Sherlock Holmes! ¡Viva! Ya saben que no creo en los derechos de autor. Si alguien quiere ver la película y compartirla puede descargarla de este enlace. No sé cómo agregar subtítulos a un video, pero si alguien tiene una solución en los comentarios, soy toda ojos.

Título: Carnage: swallowing the past (Matanza: tragándonos el pasado)
Director: Simon Amstell
Guión: Simon Amstell
Año: 2017
Duración: 60 minutos

Pensándolo bien, aquí hay otro spoiler:





Julia no lo sabe, pero dibujó a mi gata Albóndiga sin conocerla
¡Y hasta le agregó una patita de más!

Tuvimos una semana y media sin agua. Ya saben, de esos días en que uno se asea con una toalla húmeda, frotando las partes menos mugrosas al principio y las más olorosas al final. Luego llegó la pipa de agua, pagada con la escasa cooperación vecinal. Le di mis últimos cincuenta pesos al señor que respetuosamente apodamos Don Chismes, un vecino mirón cuya chismosidad contribuye a la seguridad de nuestro humilde muladar... excepto cuando alguien se metió a mi departamento, ahí sí no salió corriendo para ver quién era.


Escuché al resto de moradores en nuestro edificio de papel coordinándose en familia para llenar muchas cubetas a la vez.


- ¡JOANAAAAAA! ¡JOANAAA DEJA ESE CELULAR Y LLENA ESOS BOTEEEES! ¡JOANAAAAAAAaaaaaAAAAaaaaaAAAAaa!

- ¡Ash mamáaaaaaAAAaaaaaAAAAaaa! ¡YA lleneé doooooOOOOOoos!
- ¡Pues llena otro! ¿o qué? ¿no te piensas bañar hoy?
- ¡NO!... ¡aaay, aaayy, no me pegues!

Ignoré como todos la cotidiana violencia intrafamiliar y pensé en qué me daría menos cosa: orinar en el retrete que llevaba tres días sin agua o en el cuadro de la regadera. Mientras tomaba una ducha de jicarazos, trataba de mantener el equilibrio dentro de un balde que puse bajo mis pies para recic
lar tanto líquido como fuera posible, pero desde pequeña sufro de pie de tamal. A pesar de todo, mi situación no es difícil comparada con la de una apabullante mayoría. Tan solo en nuestro país 90 millones de personas sufren de escasez severa de cuatro a seis meses al año [1], sobre todo en el norte.

***

Yo podría ver a toda la raza humana extinguirse mientras se golpean unos a otros con calcetines rellenos de canicas, aunque eso es porque yo no tengo alma ni planes de dejar descendencia en este mundo (Satanás me libre). Pero vaya, incluso a aquellos que gustan de comer cadáver destazado tendrán algún interés en, no sé ¿seguir vivos? ¿no orinar piedras? ¿poder bañarse al menos una vez a la semana? ¿dejar un futuro seguro para sus hijos y sobrinitos si es que los tienen? El agua es un recurso vital, la necesitamos para realizar funciones orgánicas y en la producción de nuestros alimentos. La agricultura y la ganadería utilizan el 69% de los recursos hídricos de todo el mundo, contra 12% del uso doméstico y 19% que ocupa el sector industrial [2].

Esto tampoco se trata de quitar culpas merecidas: nosotros también ponemos nuestro granito de arena cuando la desperdiciamos en el hogar o en la vía pública. Y ni se hable de la contaminación en ríos, lagos y mares. Sin embargo, no hay manera de negar lo que es tan evidente a todas luces: la industria cárnica es un monstruo que consume recursos naturales a pasos agigantados.



El ganado y el agua 

  • El uso primario es para mantener a los animales con vida hasta que estos sean sacrificados: una vaca de 200 kilos puede requerir de 21.8 hasta 28.7 litros de agua al día si las temperaturas del lugar en el que se encuentra son muy altas. Una de 680 kg utiliza de 44.1 a 102.3 litros. Aquellas que están lactantes ocupan hasta 126.8 litros de agua; mientras que 100 gallinas de engorda ocupan de 33.1 a 62 litros diarios y las ponedoras de 13.2 a 50.5.
  • La cantidad de agua destinada a la limpieza y enfriamiento de los animales varía según el tipo de instalaciones en donde se encuentren. Si la cría es intensiva, como la ganadería industrial, entonces se utilizan cantidades más considerables de agua; si la cría es extensiva, ellos procuran su propia comida en grandes áreas de pastizal, entonces se requiere menos agua. Por otro lado, la cría intensiva ahorra en el mantenimiento fisiológico de los animales, pues al confinarlos a un espacio donde no pueden moverse estos beben menos agua. Se cree que al menos 6,542 km3 anuales son utilizados para cubrir los servicios del sector pecuario.
  • Según la FAO, quienes hacen las políticas de uso de agua solo consideran los puntos anteriores, en consecuencia "el sector pecuario no suele incluirse entre los principales responsables del agotamiento de los recursos hídricos". En los mataderos de animales de carne roja (vacunos y búfalos) se estima un uso anual del 0.010 a 0.24% del agua a escala mundial. En los mataderos de aves de corral se estima un 0.05%. En las curtidurías (donde se trata la piel) se estima un 0.008%. 
  • A pesar de todo, el consumo de agua no es el problema con mayor impacto ambiental de la industria de la carne, sino la cantidad de contaminantes que se descargan de la elaboración de sus productos. Los desechos del ganado tienen un alto contenido en nitrógeno, fósforo, metales pesados, residuos de medicamentos y patógenos que al entrar en contacto con el suelo y los cauces de agua representan una grave amenaza para los ecosistemas locales.
  • La producción de piensos para alimentar a los animales del sector pecuario ocupa grandes extensiones de tierra, el impacto ambiental aumenta cuando muchos de estos cultivos necesitan ser adicionados con nutrientes y por lo tanto, transportados largas distancias. La designación de recursos hídricos depende de la ubicación de estos sembradíos, aquellos localizados en zonas áridas necesitarán mayor infraestructura. Se estima que el sector pecuario representa un 45% del presupuesto global de agua usada en la producción de alimentos [3]. 


Los ecosistemas ribereños son aquellos que conectan sistemas terrestres y acuáticos, en ellos suelen habitar un gran número de especies. El recuadro de arriba muestra la sucesión de cambios que sufren estos hábitats cuando se convierten en lugares de pastoreo.  El nivel freático, que es la capa superior de una masa de agua subterránea, disminuye y provoca que las raíces de las plantas ribereñas queden suspendidas en suelos más secos. Entonces comienzan a surgir nuevas especies de vegetación que no son tan eficientes para detener la erosión provocada por la corriente. Cuando los márgenes de la cuenca colapsan por la gravedad el terreno deja de ser apto para almacenar grandes cantidades de agua, mermando la disponibilidad del líquido en la zona. Imagen de La larga Sombra del Ganado [4].

Entonces el cuadro es más o menos este:

Criamos a millones de animales ➔ sembramos grandes porciones de tierra con cereales y oleaginosas (comestibles para el ser humano) para alimentarlos ➔ destinamos gran parte de los recursos hídricos para mantenerlos con vida y producir su pienso ➔ los asesinamos ➔ destinamos más recursos hídricos a la producción de los cortes y sus derivados ➔ los comemos, acompañados de más cereales, leguminosas y vegetales...


Cuando bien podría ser así:


Criamos a millones de animales ➔ sembramos grandes porciones de tierra con cereales y oleaginosas (comestibles para el ser humano) para alimentarlos ➔ destinamos gran parte de los recursos hídricos para mantenerlos con vida y para producir su pienso ➔ los asesinamos ➔  destinamos más recursos hídricos a la producción de los cortes y sus derivados ➔ los comemos, acompañados de más cereales, leguminosas y vegetales...



Pero ni modo que deje de comer (insertar parte o excreción de cualquier animal)...

Ni mi quesito oaxaca. Además, mis hijos y sobrinitos me caen mal, la verdad me gustaría verlos luchar a calcetinazos. ¡La economía! ¡que alguien piense en la economía!... Sí, bueno, también está eso. Pero créanme, es muy probable que todos vivamos las consecuencias de sus elecciones alimentarias incluso antes de que la huesuda se los lleve gentilmente (como piensan que pasará).

Hoy circula por internet un documento supuestamente filtrado y publicado por el portal Wiikileaks, Tour D'horizon with Nestlé: forget the global financial crisis, the world is running out of fresh water*, un comunicado entre Nestlé y distintas divisiones del gobierno de Estados Unidos. D
ata del 2009 y en él la empresa advierte sobre una inminente escasez mundial de agua que se avecina para el año 2050, calificándolo como un problema mucho más preocupante que la actual crisis financiera, el agotamiento del petróleo o el calentamiento global. Señala como principal causante a la ganadería industrial, mencionando que una sola caloría de carne requiere 10 veces más agua que una caloría de cultivos [4].


Pero desde 2002, organizaciones no lucrativas vaticinaban que para 2025 cientos de millones de personas enfrentarían insuficiencia severa de agua y un alza significativa de precios en los alimentos, siendo más notorio en los países en desarrollo [5]. No ha sido precisamente un secreto, pues; más bien nos gusta hacernos majes.




Guerrero es uno de los estados más afectados por la sequía. Fotos: Cuartoscuro.

Agreguemos a la predicciones ominosas el clima árido de México, predominante en al menos 52% del territorio nacional. Esto lo hace más susceptible de sufrir sequías; dichos episodios suceden cada dos décadas y en 2009 se presentaron los primeros brotes del actual: incendios forestales, la muerte del ganado (hasta 3,000 vacas por año) y la pérdida de cultivos como maíz y frijol, con la consecuente alza de precios de la canasta básica [6].

Ya comienza a hablarse de plantas desalinizadoras, instalaciones especializadas en remover los minerales de aguas salobres y de mar. El proceso es muy costoso, además de involucrar altas emisiones de gases invernadero y la creación de desechos que incluyen sustancias tóxicas y cancerígenas para algunos animales, como el cloro. No olvidemos que estamos hablando de extraer agua del océano, esto sin duda causaría un impacto negativo en las especies que habitan en él [7, 8]. 



***

Es un hecho es que quienes pagan los platos rotos son los menos culpables. Los animales lo hacen siendo torturados y asesinados, mientras que millones de personas en situación de pobreza son las víctimas inmediatas de la escasez y falta de alimento. Se suman a los anteriores las futuras generaciones, les esperan tiempos muy duros. Y todo por la autocomplacencia y testarudez de quienes llegaron antes.

* Tour de Horizonte con Nestlé, olviden la crisis financiera global, el mundo se está quedando sin agua potable



Fuentes:


1. Mesfin M. Mekonnen, Arjen Y. Hoekstra, Four billion people facing severe water scarcity Science Advances  12 Feb 2016: Vol. 2, no. 2, e1500323 DOI: 10.1126/sciadv.1500323

2. "AQUASTAT - FAO's Information System On Water And Agriculture". Fao.org. N.p., 2016.   Última actualización: Septiembre 2014  http://www.fao.org/nr/water/aquastat/tables/WorldData-Withdrawal_eng.pdf Web. 31 May 2016.
3. Steinfeld et al. La larga sombra del ganado, problemas ambientales y opciones FAO y LEAD, 2006, p. 87-198.
4. "Cable: 09BERN129_A". Wikileaks.org. N.p., 2016. Web. 31 May 2016. https://wikileaks.org/plusd/cables/09BERN129_a.html
5. Mark W. Rosegrant, Ximing Cai, Sarah A. Cline, Global Water Outlook to 2025: averting an impending crisis, IFPRI y IWMI Septiembre 2002
6. Esparza, Miguel, La sequía y la escasez de agua en México. Situación actual y perspectivas futuras Secuencia Revista de historia y ciencias sociales, núm. 89, mayo-agosto, 2014, pp. 193-219 Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora Distrito Federal, México
7. Lattemann, S. (2016). Seawater desalination - Environmental impacts. Paua.de  http://www.paua.de/Impacts.htm Web. 1 Jun. 2016
8. Cooley, H., Ajami, N., y Heberger, M. (2013). Key Issues in Seawater in California, Marine Impacts. Pacific Institute

Ilutsración: Julia Díaz
ILUSTRACIÓN: JULIA DÍAZ

Antes que nada ¿recuerdan por qué se hicieron veganos?

***

Algunos hacemos activismo según lo que aprendemos y observamos en el entorno, o bien, tratamos de emular procesos que se llevaron a cabo en otro país o momento de la historia para que surtan los mismos efectos en los nuestros. Tiene sentido, la intuición nos diría que parece lo más lógico ¿pero está funcionando? ¿qué pruebas tenemos registradas hasta el momento? Fuera de anécdotas con personas cercanas o experiencias propias, creo que ninguno de nosotros las tenemos.

En uno de los ensayos que vienen dentro del libro La Ciencia, su método y su filosofía, Mario Bunge propone que si lleváramos a cabo todas las actividades humanas asistidos por el método científico, lograríamos hacerlas más eficientes. Conocer la realidad de las cosas nos permite modifcarlas e incluso predecir las consecuencias. Eso sí, esto no implicaría que viviríamos más felices o satisfechos. La ciencia se desafía a sí misma todo el tiempo; en sus terrenos ninguna afirmación es una verdad absoluta hasta que los emisores la someten al escrutinio público y objetivo. Viviríamos bajo la zozobra de derribar nuestras propias creencias una y otra vez.

¿Pero por qué nos da tanto miedo? La sociedad, la familia y los memes de internet son inclementes con los errores. Creemos que desacertar significa una larga caída en el abismal pozo de la estupidez y la humillación, de donde no podremos salir nunca. Si, como en un experimento, viéramos los fallos como oportunidades para discriminar nuestros métodos y probar otros a fin de evolucionar, no seríamos tan aferrados a la hora de probar que yo estoy bien y tú estás mal. Quizás todos cooperaríamos con estos ensayos porque la verdad sería nuestra meta, no avergonzar o demeritar el esfuerzo de otros.

Pienso que los problemas que causa y sufre la humanidad no se van a resolver únicamente con una ideología del deber ser (en la cual, por cierto, yo creo). Sí, todos deberíamos de ser amables con todos, sí, está mal robar, lastimar, ser abusivos y permitir las injusticias. Sí, ni siquiera debería existir la necesidad de decirle a alguien que torturar y asesinar a un infante de siete meses de edad simplemente porque es un cerdo, es algo terrible. Pero henos aquí, viviendo en este mundo, con gente que acapara, mata o peor aún: que es completamente indolente al respecto. Que está consciente de lo que hace y elige continuar. Más allá de clasificarlos como buenos o malos, creo que les debemos a ellos y a los animales estudiar los procesos que los llevaron hasta ese punto, y que pueden ser muchos y de cualquier índole: culturales, económicos, políticos o geográficos.

En fin... supongo que todo esto terminará conmigo diciendo ¡Tuiii tui tuiii! ¡Todos valemos miiil! ¡Seamos veganos amigableees! ¡Todas las perspectivas son importantes porque así atraeremos a todo tipo de personas y seremos muchos máaaass! ¡Tuiii tuii! ¡Unicorniooos! ¡Carameloooos! Lo que hasta cierto punto es verdad, aunque ahora que he convivido con tantísimos veganos de carne y hueso, decidí que yo voy a dar mis esfuerzos a aquellos que tienen una visión más pragmática; enfocada verdaderamente en ayudar a los animales que están encerrados hoy y a aquellos que, con suerte, dejarán de existir en un mundo de opresión el día de mañana. No me interesan las bravuconerías ni las demostraciones de pureza o superioridad.



Elaborando el Censo Vegano en México 2016

Todo surgió a partir de una pregunta: ¿cuál es la manera más eficaz de comunicar información sobre veganismo? Un modo de saberlo sería ver qué tipo de datos son los que empujaron a la gente a ser vegana y cuáles fueron los canales y las fuentes. Pero también necesitábamos conocer a esas personas y las características que tienen en común (además de no consumir ni explotar animales).

Creemos que las tiendas, restaurantes y establecimientos que ofrecen productos y servicios sin animales podrían estar desempeñando un papel más importante en la densidad de la población vegana y no al revés; es por eso que también verán preguntas como ¿Cuánto tiempo llevas siendo vegano? y ¿Qué tanto trabajo te cuesta conseguir productos veganos como alimentos procesados, ropa o calzado?; así como otras elaboradas especialmente para brindar información útil a negocios y emprendedores. Habrá que esperar los resultados finales, de momento, estamos buscando a un profesional calificado que nos ayude a interpretarlos.

Unos atolondrados sugirieron que el Censo Vegano se les hacía muy sospechoso y que era una forma de controlar el movimiento. Híjoles, no quería decir groserías pero: no mamen. Somos dos veganos asalariados que rompieron su cochinito para pagar una encuesta en línea cuya función es hacerles preguntas que responderán de manera anónima. Si quisiéramos lucrar con esos datos no los haríamos públicos. Cualquiera que desee saber más puede acercarse y resolver sus dudas. ¿Que tiene fallas? Pues sí, conforme más personas comienzan a resolverla han estado saliendo a flote. No nos azotamos, ya estamos tomando notas. Buscamos la mejoría y nuestro motor principal es la misma razón por la que decidimos ser veganos: los animales. Nos urge —más a ellos— cambiar su vida y la manera en que la gente los percibe.

***
¿Les da curiosidad saber cuántos veganos existen en nuestro país y en qué estados están distribuidos? ¡Ayúdenos a difundir este censo! O bien, si como una cortesía entre comehierbas quisieran participar en el experimento, se los agradeceremos mucho. Prometemos hacer buen uso de los resultados y compartirlos con todos ustedes de manera permanente. 

Agradecimientos especiales a Gustavo Olvera, activista veterano y cofundador del Santuario Libres al Fin!; y a Julia Díaz, una artista vegana que me permitió mancillar su hermosa ilustración con este texto bananero.
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